Redireccionar



Este es el blog
histórico de Voces del mar.

Nuestras novedades están en vocesdelmarsuances.blogspot.com.es

martes, 29 de diciembre de 2015

Dios guardó el lobo de nuestra cordera


...Yo compraré algunas ovejas, y todas las demás cosas que al pastoral ejercicio son necesarias, y llamándome yo el pastor Quijótiz,  y tú el pastor Pancino, nos andaremos por los montes, por las selvas y por los prados, cantando aquí, endechando allí...


Así hace hablar Cervantes a Don Quijote, un personaje que, a comienzos del siglo XVII, nos presenta como irremediablemente anticuado y sorbido el seso por los libros. En efecto, la moda literaria de lo pastoril había llegado a España desde Italia, en el pasado siglo XVI:

El dulce lamentar de dos pastores,
Salicio juntamente y Nemoroso,
he de cantar, sus quejas imitando;
cuyas ovejas al cantar sabroso
estaban muy atentas, los amores,
de pacer olvidadas, escuchando.


Esto es lo que escribe Garcilaso de la Vega como inicio de sus Églogas, no muchos años antes de que se publicara el Cancionero del Duque de Calabria ( o Cancionero de Upsala), del siglo XVI, en el que, entre otros, está el villancico Ríu ríu chíu, en el que se mezclan lo popular y lo culto, lo pastoril y lo teológico:

Ríu ríu chíu,
la guarda ribera,
Dios guardó el lobo
de nuestra cordera

dice el estribillo, netamente popular; pero en las coplas se introduce el gusto culto, más rebuscado. Por ejemplo:

Mira bien que os cuadre
que ansina lo oyera:
que Dios no pudiera
hacerla más madre;
el qu'era su Padre
hoy d'ella nasció,
y el que la crió,
su hijo se dijera.


(Actualizamos, hasta cierto punto, la ortografía; y, por cierto, también la frase principal del estribillo, en que el verbo guardar se usaba con un significado distinto del actual. Se comprende mejor si decimos Dios guardó del lobo a nuestra cordera, y así lo hemos cantado).

Podemos imaginar la corte del Duque de Calabria ejerciendo un mecenazgo entre lo lúdico y lo culto, dentro de la moda de su época, hermanando lo auténticamente pastoril con una poesía más elaborada. Y lo mismo con respecto a la música: melodías sencillas, entrelazadas con una polifonía bastante alejada de lo que podía ser el canto popular.

Puedes comprobarlo con la interpretación que del villancico hicimos el pasado 26 de diciembre, en la iglesia de Suances. La acompañamos con imágenes del Belén instalado en la sacristía de la misma iglesia, y con pinturas de El Greco (siglos XVI- XVII). Pincha aquí.


No hay comentarios: